Monday, December 14, 2015

La Fonte que mana y corre...

Como un homenaje a San Juan de la Cruz, 
el santo Carmelita español  
quien buscó incansablemente la vida escondida en Cristo, 
y fue además poeta, Presbítero y Doctor de la Iglesia,
publicamos hoy 14 de diciembre día de su festividad, 
el presente comentario, sobre las cinco primeras estrofas 
de su poema cumbre, La Fonte...


Comentario a La Fonte... de San Juan de la Cruz.
Por: P. Eduardo Sanz de Miguel*, religioso Carmelita, residenciado en Roma.
(Martes, 5 de Junio 2012)

Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche.

Este es el estribillo, en el que San Juan de la Cruz afirma que conoce con certeza dónde brota la fuente del agua de la vida, de la paz y del amor, aunque no la puede ver, porque es de noche. Es decir, que en medio de la oscuridad de la vida, conoce por fe la fuente que puede saciar su sed más profunda, su deseo de felicidad (la última estrofa habla de «esta eterna fuente quedeseo»). En el estribillo ya se hacen presentes las grandes imágenes del poema: la «fuente» y la «noche». La fuente es Dios mismo, que se comunica al hombre para darle vida. Este no la puede comprender racionalmente, pero la gusta en la noche de la fe. Sabe de ella aunque no la pueda explicar. De hecho no es necesario ver el agua para llevársela a la boca. Para no morir de sed, basta con beber, aunque sea a oscuras. Lo que queda claro es que esa fuente no es un ente estático ni encerrado en sí mismo, sino que «mana y corre», es dinamismo generador de vida (lo desarrollará especialmente en las estrofas 2 a 6), que sale de sí para ir al encuentro de los otros...

1. Aquella eterna fuente está escondida,
qué bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.
Es decir, el eterno misterio de Dios se encuentra por encima de nuestras capacidades, está «escondido», pero por la fe (envueltos en la oscuridad) sabemos dónde brota, donde «mana». Conviene recordar que el Cántico Espiritual comienza con una reflexión sobre el Dios escondido: «El lugar adonde está escondido el Hijo de Dios es, como dice San Juan, en el seno del Padre, que es la esencia divina, la cual es ajena de todo ojo mortal y escondida de todo humano entendimiento; que por eso Isaías, hablando con Dios, dijo: “Verdaderamente tú eres Dios escondido”. De donde es de notar que por grandes comunicaciones y presencias, y altas y subidas noticias de Dios que un alma en esta vida tenga, no es aquello esencialmente Dios ni tiene que ver con él; porque todavía a la verdad le está al alma escondido, y por eso siempre le conviene al alma, sobre todas esas grandezas, tenerle por escondido y buscarle escondido» (C 1,3). Así pues, la fuente escondida (como la noche) hace referencia al misterio de Dios, que se encuentra siempre por encima de nuestras capacidades. Y, sin embargo, san Juan sabe dónde encontrar a Dios, dónde está su escondite: «El Verbo, Hijo de Dios, juntamente con el Padre y con el Espíritu Santo, esencial y presencialmente está escondido en el íntimo ser del alma» (C 1,6). Como decía san Agustín, Dios es más íntimo a mi persona que yo mismo (cf. Confesiones III,6,11).

De hecho, a pesar de la oscuridad, el alma sabe dónde está la fuente porque no se encuentra fuera, sino dentro de sí misma. Lo explica con detenimiento en el Cántico Espiritual. Allí dedica las diez primeras estrofas a hablar de la esposa enamorada que pregunta por su esposo, que lo busca en diversos lugares, pero no lo encuentra. Finalmente, en la canción undécima se decide a buscarlo dentro de sí y se produce el primer encuentro, el desposorio espiritual. Esta búsqueda interior está simbolizada en la esposa que se mira en una fuente como en un espejo. Allí no se ve reflejada a sí misma, sino a su Amado, cuya imagen lleva grabada en su interior: «¡Oh cristalina fuente, / si en esos tus semblantes plateados / formases de repente / los ojos deseados / que tengo en mis entrañas dibujados» (C 11).

A partir de aquí explica que esta fuente maravillosa (que es Dios) no vive encerrada en sí misma ni para sí misma, sino que se desborda, comunicando su vida y su ser a las criaturas. Las siguientes estrofas cantan su obra: todo nace de ella (estrofa 2), mantiene todo en la existencia (estrofa 3), nadie puede alejarse de su influencia bienhechora (estrofa 4), es el origen de toda luz verdadera, de lo bueno, de lo hermoso y de lo verdadero (estrofa 5), todo vive en ella y por ella (estrofa 6).

2. Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.
Dios no tiene «origen», no tiene principio, no ha sido creado, ya que es eterno. Por el contrario, es el principio, el origen, el único Creador de todo lo que ha existido, existe y existirá en el tiempo. En los Romances, compuestos también en la cárcel, dice: «Él era el mismo principio, / por eso de él carecía» (R 9-10). Más adelante presenta la creación del universo como un regalo de amor del Padre a su Hijo.

3. Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben de ella,
aunque es de noche.
Nada hay que pueda igualar la hermosura de Dios («belleza» o «hermosura»es el atributo de Dios que san Juan usa más a menudo). Toda belleza natural es mera participación a la belleza eterna de Dios: «Comunicada de aquella infinita hermosura sobrenatural de la figura de Dios, cuyo mirar viste de hermosura y alegría el mundo y a todos los cielos» (C 6,1). Ya ha dicho antes que Él es el origen de todo. Ahora añade que es el que mantiene todo en la existencia: todo «bebe» de Él –cielos y tierra–. Si por un momento nos dejara de su mano, dejaríamos de existir.

4. Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.
«No tiene suelo» quiere decir que no se apoya en nada fuera de sí mismo, que no necesita de nadie para existir, y que no tiene fondo, que no tiene límites.«Nadie puede vadearlo» quiere decir que nadie puede ir a un lugar adonde Él no esté, porque no tiene límites y su gloria llena el universo. Nada ni nadie puede esconderse de Él. Como dice san Pablo: «En Él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28). El profeta Ezequiel, hablando de las aguas vivas que brotan del costado del templo de Jerusalén y que crecen haciendo que la vida surja a su alrededor, afirmó: «era un torrente que no se podía vadear» (Ez 47,5). Esta es la experiencia de san Juan de la Cruz en la cárcel. Dios es ese torrente de agua que crece hasta llenar la tierra y que nadie puede pasar por encima o ignorar.

5. Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.
Incluso en medio de la oscuridad de la vida, san Juan sabe que la luz verdadera viene de Dios. De Él proviene el conocimiento de la verdad, los movimientos para hacer el bien, todo lo bueno, lo hermoso y lo verdadero («toda luz»).

Poema completo
Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche.

Aquella eterna fonte está escondida, 
qué bien sé yo do tiene su manida, 
aunque es de noche.

Su origen no lo sé, pues no lo tiene, 
mas sé que todo origen de ella viene, 
aunque es de noche. 

Sé que no puede ser cosa tan bella 
y que cielos y tierra beben de ella 
aunque es de noche. 

Bien sé que suelo en ella no se halla, 
y que ninguno puede vadealla, 
aunque es de noche.

Su claridad nunca es oscurecida, 
y sé que toda luz de ella es venida, 
aunque es de noche.

Sé ser tan caudalosos sus corrientes, 
qué infiernos, cielos riegan, y las gentes, 
aunque es de noche.

El corriente que nace de esta fuente,
bien sé que es tan capaz y omnipotente
aunque es de noche.

El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche.

Bien sé que tres en sola una agua viva
residen y una de otra se deriva.
aunque es de noche.

Aquella eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.

Aquí se está llamando a las criaturas
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras,
aunque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo,
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.


*"mis escritos, una vez que salen de mi computadora ya no son míos. Son de quien quiera hacer uso de ellos".
Frase tomada del "Blog del padre Eduardo", en respuesta al permiso que le pidió un lector, para divulgar el trabajo. En próxima entrega, publicaremos las otras siete estrofas del poema, para regocijo de los lectores de San Juan de la Cruz.
Muchas gracias Padre Sanz!

cpdem.

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