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El Año Litúrgico no puede ser un calendario de fechas que se recuerdan, sino un camino de fe que se ha de recorrer como en espiral creciendo en la fe cada año con cada acontecimiento celebrado, creciendo en el amor a Dios y a los hermanos, creciendo en seguir y parecerse cada más a Cristo, hasta llegar a configurase con Él.
Tiempos fuertes del Año Litúrgico:
Este itinerario de fe, que acompaña en forma progresiva al cristiano hacia la vivencia auténtica de Cristo, tiene varias etapas:
1. Una preparación como tiempo de despertar
en el Adviento
en el Adviento
2. Una aceptación de Jesús Salvador en
la Navidad.
la Navidad.
3. Una purificación personal , para llegar a la vivencia pascual de Cristo muerto y Resucitado, durante
la Cuaresma.
la Cuaresma.
4. El vértice de todo es la Pascua, con el gran
Triduo de la Vigilia Pascual,
que mete al hombre en el misterio principal de nuestra redención:
La Resurrección de Jesús.
Triduo de la Vigilia Pascual,
que mete al hombre en el misterio principal de nuestra redención:
La Resurrección de Jesús.
La celebración de la Pascua dura cincuenta días, precedida por cuarenta días de preparación -Cuaresma- y termina con la efusión del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés.
5. Hay además otras treinta y cuatro semanas que constituyen el llamado Tiempo Ordinario o Común.
En este tiempo no se celebra ningún aspecto concreto del Misterio de Cristo, sino que se procura profundizar el sentido del conjunto de la historia de Salvación, sobre todo a través de una contemplación continua y fundamentalmente cronológica del mensaje bíblico en su desarrollo progresivo.
Imagen: Dinorah León, amiga y colaboradora de este Blog.
Fuente: Biblioteca virtual.
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